Tranquilo con mi soledad.
Herido sin tener que hablar.
Respirando en cada canción.
Inútil es sentirme así,
como fiesta sin souvenir.
Esperando un milagro.
No escucho mi voz,
tan sordo que estoy.
Al fin, todo al fin
Y nada, nada más
Vació y muriendo de sed.
Son sombras protegiéndome,
reviviendo en sus brazos
Ajeno a esta enfermedad.
Las luces vuelven a llamar.
Me angustia no decir adiós.
Si aprendí a reír,
no olvide quien soy.
No merezco aquello por lo que no lucho.
Se termina el cuento, ahora todo es humo.
Al fin, todo al fin
Y nada, nada más